Este libro completa una trilogía sobre el gobierno de Gabriel González Videla y su conducción política estratégica en lo externo e interno. Como en un caleidoscopio el gobierno de González Videla fue examinado desde el punto de vista de su conductor, como espacio de políticas e intereses cruzados, y en este libro como parte de un proyecto generacional. En este libro el protagonista colectivo es el equipo, un grupo que entrecruza miradas y niveles, que se conecta en diferentes espacios y que sobre la base del núcleo duro del gobierno —el Partido Radical— establece sus prioridades en relación a su visión de mundo. La visión del equipo es que más allá de las determinaciones puntuales, los intereses chilenos están conectados decisivamente con el panorama internacional y son parte de aquel. Que hay una convicción de una lucha entre los dos vencedores ideológicos de la II Guerra Mundial y que Chile está forzado a tomar partido. Lo novedoso de este libro es probar como esa convicción antecede al fin de la guerra, y se va construyendo en los lineamientos de la defensa del continente. De eso resulta que el equipo presenta continuidades con políticas y determinaciones anteriores, y que el horizonte vecinal es muy relevante para la necesidad de mirar a Estados Unidos. En esta evolución el equipo político se contacta con facilidad a la elite funcionaria, específicamente con militares y diplomáticos con quienes trabaja estrechamente, pero se expande de manera inédita a núcleos extra partido, especialmente a liberales y conservadores. Todos ellos trabajan por la idea que están en un momento clave, equivalente a 1941, en que Chile deberá ser parte de una guerra mayor que inscribe la guerra ideológica en una guerra de alcance global.