Proveniente de un mundo aristocrático, Vicente Huidobro se perfiló como un rebelde dentro de su círculo social. Esa misma rebeldía la traspasó a su obra poética al configurar una nueva corriente de las vanguardias del siglo XX: el Creacionismo, en el que propone destacar la “función mágica del lenguaje”, aquella que le permite crear mundos nuevos, alternativos a la realidad que circunda al escritor. El artista toma los elementos del mundo que lo rodea, los transforma y “los devuelve al mundo objetivo bajo la forma de hechos nuevos”, que tienen su razón de ser como los pájaros o los animales. Fue considerado por la escena literaria de la época como un poeta “europeizante”, dado que tuvo un roce importante con grandes artistas de ese continente y publicó la mayoría de su obra en Francia. Gracias a ello logró situar a la poesía latinoamericana en un lugar de primera línea en el contexto internacional.

Del prólogo de Ana Pizarro